CUBA: Así encontraron los cuerpos en la Carretera Central
Una muñeca parlante condujo a la policía cubana hasta los asesinos de un matrimonio residente en Estados Unidos, su hija y su nieto, muertos brutalmente el pasado diciembre en la Autopista Nacional (Ocho Vías), revelaron familiares de las víctimas.
En la noche del martes, se anuncio la captura de los responsables del crimen, elogiando la labor de los investigadores policiales. Sabemos hasta el último detalle.
La prensa oficialista ni siquiera publicó la noticia del crimen, que ha recibido gran cobertura en Miami. Sin embargo, a comienzos de este año ocho fotografías forenses de la escena del crimen habían comenzado a circular en Internet y eran del conocimiento público dentro de Cuba.
El jueves, la captura de los asesinos ocupó la primera plana del diario The Miami Herald.
El Nuevo Herald también recogió la noticia y ofreció la versión de los hechos que recibieron los familiares de las víctimas.
Ellos [la policía] saben ahora que no es un ajuste de cuentas como originalmente pensaban, dijo desde Santa Clara, Mayelín Pérez, madre de Daniel Osmani Placencia, el menor asesinado.
La muñeca parlante era un regalo que la abuela del niño, Ada Lorenzo, llevaba para la hija de un amigo que tenía teléfono y permitía que su familia lo usara libremente. El juguete que dice «Te quiero papá» ó «Te quiero mamá», según la mano que se le toque fue vendido después por los asesinos, que la policía identificó como dos hombres oriundos de las provincias orientales.
Junto a Daniel Osmani Placencia, de ocho años, y Ada Lorenzo, de 52, fueron asesinados el esposo de ésta, Celedonio Placencia, de 60, una hija de ambos, Yailén Placencia, de 28, y Domingo Delgado, un amigo de la familia que conducía el auto la noche del 16 de diciembre.
Se lo llevaron todo, hasta las cosas más pequeñas que pudieron encontrar», relató en Miami Osmani Plasencia, padre del niño, quien habló telefónicamente con su ex esposa para conocer los resultados de la investigación policial.
Al parecer, los asaltantes eligieron a sus víctimas cuando el auto en que estas viajaban hacia Santa Clara se detuvo en El Güije, un pequeño restaurante privado en las afueras de La Habana.
Los hombres estaban allí y siguieron al carro por la autopista, contó Placencia. Escogieron a mi familia porque vieron a personas mayores con un niño.
Cerca de Matanzas, el vehículo donde viajaban los delincuentes se acercó al Moskvich verde donde iban los Placencia. Uno de los atacantes habló en inglés, diciendo que estaban perdidos. Cuando el chofer detuvo el Moskvich, uno de los hombres cortó la cuerda que sostenía los equipajes sobre el techo del auto.
Celedonio se percató y salió de vehículo, pero fue apuñalado en el abdomen.
Entonces Yailén trató de huir y fue perseguida por uno de los hombres, armado con un cuchillo.
El otro hombre dejó su carro y le disparó al chofer en la cabeza… Luego mató a mi madre y al niño y finalmente terminó con mi padre, disparándole también a la cabeza, agregó Placencia.
Mayelín Pérez dijo que los hombres no pudieron explicar por que mataron a su hijo. Ellos aparentemente trataron de evadir el asunto en el interrogatorio policial y dijeron que no sabían que había un niño en el carro. Que no lo vieron, que estaba oscuro. Pero eso es mentira, porque ellos lo habían visto antes en el restaurante, explicó la mujer.
Pérez y su hijo habían intentado llegar ilegalmente a Estados Unidos en 1999, pero fueron interceptados en el mar por los guardacostas en Bahamas y devueltos a la Isla.
Al parecer, los dos hombres arrestados están involucrados además en el asesinato de turistas extranjeros, meses atrás. En todos los casos, el leit motiv era el robo.
Pérez dijo que sus ex suegros llevaban entre 8.000 y 9.000 dólares en efectivo, la mayor parte del cual era dinero enviado por amigos de Miami a sus familiares en la Isla. La policía trataba de calcular cuánto dinero habían gastado los asesinos, que sólo dejaron unos 2.500 que Ada Lorenzo llevaba escondidos en su faja. Esa cantidad fue entregada a los familiares de las víctimas en Santa Clara.
Las autoridades cubanas habían solicitado la cooperación de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) para que investigara si Osmani Placencia o sus padres estuvieron involucrados en actividades de tráfico humano.
Pero el FBI echó por tierra el vínculo criminal que trataba de establecer Cuba, con fines obviamente propangandísticos.
El hijo de la pareja asesinada se vio obligado a desmentir las especulaciones en la radio de Miami y a demostrar el aval de trabajo y honestidad de la familia.
Lo único que he hecho desde el primer día que puse un pie en este país es trabajar, relató Osmani, de 32 años.
La familia Placencia había abandonado Cuba durante el éxodo de los balseros de 1994 y tras la estancia de rigor en los campamentos de la base naval de Guantánamo, llegó a Miami en 1995.
El matrimonio asesinado había regresado a la Isla en varias ocasiones anteriores, pero Osmani no.
No he estado en Cuba ni quiero estar, declaró el hombre a la radio local. No se me ha perdido nada allí».
De acuerdo con reportes desde Cuba, la policía ha arrestado también a varias personas que compraron propiedad robada e incluso algunos que vendieron drogas a los asesinos.